por Renata Roncada, graduada en Radio y TV y analista de marketing en Leega MKT
En el mundo jurídico, donde la confianza es uno de los pilares fundamentales en la relación entre abogado y cliente, la forma en que un despacho se comunica en redes sociales es determinante. Con el crecimiento de plataformas como Instagram y TikTok, los videos cortos —como los Reels— se han convertido en herramientas poderosas para educar al público, reforzar la autoridad profesional y aumentar el alcance de forma orgánica.
Pero ¿cómo utilizar estos formatos modernos sin comprometer la seriedad de la abogacía ni violar las normas éticas del ejercicio profesional?
En este artículo, exploramos cómo los despachos de abogados pueden producir contenido en video que aporte valor y relevancia, sin caer en el marketing sensacionalista.
El reto del marketing jurídico en video
A diferencia de otros sectores, el marketing en el ámbito legal está regulado por restricciones éticas. Los colegios de abogados suelen prohibir la mercantilización de la profesión, la autopromoción excesiva, la captación directa de clientes y la promesa de resultados. Por ello, todo contenido legal, incluso en formato video, debe ser:
¿Por qué usar Reels y videos cortos?
A pesar de las limitaciones, los videos breves ofrecen múltiples beneficios para los despachos jurídicos:
Tipos de videos que funcionan para abogados
Qué evitar en los videos jurídicos
Cómo medir los resultados de los videos jurídicos
Utiliza las herramientas de análisis de las plataformas para evaluar:
– Alcance
– Reproducciones
– Tasa de interacción (me gusta, comentarios, compartidos)
– Clics en el enlace del perfil
– Crecimiento de seguidores cualificados (interesados en el nicho)
Recuerda: el objetivo no es volverse viral, sino educar, aportar valor y construir autoridad.
La autoridad se construye con contenido y ética
Los abogados y despachos que buscan destacar en redes sociales deben entender que la autoridad no se impone: se construye. Los Reels y videos breves son una herramienta poderosa para ello, siempre que se utilicen con sentido común, profesionalismo y, sobre todo, dentro del marco ético de la profesión.
Al seguir este camino, el abogado no solo se posiciona como referente legal, sino también como un comunicador confiable en la era digital.